El sector automotriz tradicionalmente ha sido altamente competitivo, basado en las prácticas de calidad total y lean (manufactura esbelta), se ha caracterizado por su implementación de sólidos estándares como son los propuestos por la AIAG (Automotive International Action Group).
Estos estándares, como APQP y PPAB entre otros, están enfocados a mejorar la ingeniería de sus productos; todas las fases de APQP sirven de apoyo para el lanzamiento de un nuevo producto y los requerimientos PPAP para demostrar que el proceso es capaz de producir productos de calidad mediante una corrida significativa de producción.
La industria automotriz está acostumbrada a un ritmo de trabajo intenso y de alta presión. Las fechas de entrega son muy poco flexibles, por eso el enfoque se ha basado mucho en los productos.
Como me comentaba un cliente de una empresa T1 dedicada a fabricar trenes motrices: “En esta industria no hay improvisados, todos los jugadores deben cumplir un perfil de calidad mínimo bastante elevado para participar”.
Sin embargo, como en todo el mundo, el entorno cambió: nuevos productores diseñando vehículos, cambios radicales de tecnología, exigencias de sustentabilidad, nuevos proveedores, clientes con gustos y hábitos totalmente diferentes. Todo esto está transformando las necesidades de la industria. Los estándares de producto ya no son suficientes. Para mantenerse en el juego de negocio, se requiere una mirada más amplia hacia la generación rápida de valor real en la estrecha relación cliente-proveedor, respetando el entorno; todo esto implementado ágilmente.
Para transformarse se requiere hacer uso de las habilidades y prácticas de gestión de proyectos, que por muchos años fueron desconocidas o al menos poco apreciadas para esta industria.
Así, proyectos sin objetivos claramente definidos, baja transparencia en el avance del proyecto, falta de métodos de control, deficiencias de comunicación y la insuficiente gestión de riesgos son algunas de las dificultades más comunes que deben enfrentar los miembros de la industria automotriz.
En este contexto, la implementación de modelos, métodos y marcos de PM (Project Management) para el desarrollo colaborativo de proyectos, el intercambio efectivo de datos y la actualización de estándares de calidad no solo del producto, sino del proyecto, se convierten hoy en el lenguaje común que puede facilitar el tránsito a una transformación ágil y exitosa.
La oportunidad es enorme en nuestro país. México es el 7º productor de autos en el mundo.
En el primer semestre de 2022, nuestro país tuvo un valor de producción de 52 mil 477 millones de dólares, posicionándose como el principal proveedor de autopartes de Estados Unidos. El pronóstico al cierre del 2022 es de 103 mil 908 millones de dólares (INA). Están llegando y seguirán llegando cientos de proveedores de la industria, quienes desean aprovechar las ventajas que nuestro país ofrece.
Falta mucho por ver en esta transformación, ¿estamos listos para aprovechar las oportunidades? Hay grandes espacios por explorar para quienes estén listos a hacerlo de manera ágil.
¡No lo pienses más! Si quieres conocer más sobre gestión de proyectos, será un gusto orientarte, contáctanos.
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