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En proyectos, ¿es posible lograr un balance de vida?

Si tu trabajo es gestionar o apoyar proyectos, seguramente te has sentido alguna vez (o siempre) estresado, tratando de balancear tus múltiples pendientes de los proyectos que estás gestionando y además intentando en tus “ratos libres” atender a tu familia o tus intereses personales. La pregunta es ¿lo has logrado? Si tu respuesta es no, si te sirve de consuelo, no estás solo en esta batalla.



De acuerdo a una encuesta realizada por la empresa Grant Thornton International, una 3a parte de los encuestados se sienten muy estresados por el poco tiempo que dedican a esparcimiento o diversión personal o familiar. Esta situación suele tener consecuencias muy graves y costosas en el mediano plazo como ausentismo, rotación, enfermedades psicosomáticas, entre otros. Gestionar el talento, retener a la gente clave en la organización es una ventaja competitiva clave de éxito. Sin duda, la vida en proyectos es compleja. Los proyectos son conflictivos debido a las diferencias en necesidades, objetivos, prioridades y personalidades. Sin embargo, es posible aligerar la carga cuando tenemos una forma homóloga y eficiente de trabajar. La ganancia podría significar ahorrar tiempo de retrabajo y desgaste, para dedicarlo a necesidades personales y familiares. Recientes estudios certifican que los recursos eficientes y productivos, al saber que tienen mejores opciones para colocarse en el mercado laboral, dan mayor prioridad en muchas ocasiones a lograr este balance, que por cierto, es un ingrediente clave para mantenerse en este nivel de eficiencia. Los requerimientos del mercado, los clientes y la competencia son altos y muy reales, por tanto lograr este bienestar a veces parece un sueño. Además, cada empleado tiene necesidades y preferencias personales diferentes. Por tanto, no hay una sola fórmula para lograr este balance.


Te damos algunos tips:


  • Hacer planes de proyecto realista. En general las empresas y las organizaciones queremos hacer más de lo que podemos hacer. Declarar objetivos que representen un reto es muy motivante, siempre y cuando sea posible alcanzarlos. Hay objetivos que inspiran y hay objetivos que aplastan.

  • Es importante partir de una base común. Un código mínimo aceptable de comportamiento y resultados esperados. Hacer explícito lo implícito, por ejemplo horarios de entrada y salida, objetivos medibles acordados previamente. Esto genera cimientos para crear una cultura de eficiencia esperada.

  • Proceso estándar. procedimientos, roles, responsabilidades, plan de comunicación, previamente acordados.

  • Tiempo para conversar en grupo sobre logros, aprendizajes y protocolos de comunicación. un protocolo de comunicación grupal es un acuerdo sobre qué se permite y qué no se permite en grupo. Por ejemplo, una vez que se logra un objetivo, se puede dar un tiempo libre adicional, una celebración, un reconocimiento, etc. Dar espacios efectivos para el aprendizaje puede hacer de un error, un tesoro.

  • Si ocasionalmente hay periodos intensos, es importante declararlo públicamente y cuidar que realmente sea temporal.


Estoy convencida que la gestión profesional de proyectos puede mejorar la calidad de vida de la gente, además de incrementar la productividad.

El compromiso es emocional, resultado del convencimiento y la conversación grupal. ¿Qué opinas? ¿Disfrutas tus proyectos? Si no es así, creo que vale la pena evaluar hacer ajustes.





 


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